Esperamos que estéis pasando una feliz Semana Santa, a pesar del pésimo tiempo. Os dedicamos a todos estas galletas de Pascua, de las que ya no quedan ni las migas...
Por un despiste en la despensa, las hicimos con harina integral, y no sabéis lo ricas que están (y un poco más sanas).
Optamos por una decoración facilísima de topitos con técnica wet on wet. Todos del mismo color.
La Pascua es otro ejemplo de festividad pagana que se "catoliza".
El origen de los conejitos y huevos de Pascua está en una historia que relataba cómo una liebre llevaba a los niños unos huevos de colores, durante la noche, para que los descubriesen al despertar, el domingo de Pascua. La llegada de la esperada primavera.
Parece ser que era tradición enraizada, sobre todo en el Norte de Europa y la iglesia católica decidió adaptar la festividad a sus creencias, por lo que a partir de entonces, se dice que en el sepulcro donde enterraron a Jesucristo había agazapado un conejito, que asustado, observaba todo lo que allí sucedía. Cuando vio que un ángel retiraba la gran piedra que cerraba la tumba y salía Jesucristo, ya resucitado, decidió llevar a todos los habitantes de la zona (que tanto habían llorado) huevos de colores en señal de alegría.
El conejo, además es símbolo de procreación y fertilidad. Es dar la bienvenida a la primavera, después de un largo y crudo invierno.
Nosotras, además de conejitos, hicimos mariposas, que nos parecen el animalillo primaveral por excelencia.
Y también pollitos, otro animal de Pascua. Aquí veis a una mamá con sus pollitos en fila.
Que sigáis disfrutando de estos días de vacaciones con vuestros propios polluelos, si los tenéis. Y si no... pues ya se sabe, la primavera la sangre altera, jajajajajajaja.
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